Introduccion a La Bahia de James


LA BAHIA DE JAMES

Introduccion

Era un día gris casi oscuro, tormentoso y con fuertes lluvias Debido al clima es imposible que me reuniera con mis amigos para ir a pescar. Mis padres se han ido a la casa de la tía Rene, y antes que ir con ellos preferí quedarme en mi casa, sentarme en el confortable sofá, mirar algún entretenido programa televisivo y quedarme dormido con el calido fulgor de la pantalla. Pero no, no fue así, un maldito rayo provoco un corte de electricidad en toda la cuadra. Enfurecido como nunca insulte en voz alta

–Maldita sea

Golpeándome con todos lo muebles de mi casa, llegue al cajon en donde estaban las velas.
Solo había una cinta adhesiva
Vencido por la situación suspire y me decidí a retornar a mi punto de salida.
A no ser por mis nervios de acero y mi valentia al darme vuelta podría haber muerto de un infarto.
El tenía una vela en su mano que iluminaban sus arrugas, un parche en el ojo y la dentadura torcida.

-Saúl ¿qué estas haciendo?-dijo mi abuelo
-estoy buscando una vela
-la ultima esta en mi mano

Diciendo esto se sentó, apoyo la vela en una mesita que justo esta en medio del sofá y el hermoso televisor.
Ver a un viejo sentado mirando al suelo me dio pena... y más que nada para no quedarme solo en la oscuridad decidí hacerle compañía.

- abuelo me podes contar como fue que perdiste la mano y el ojo -pregunte casi sin darme cuenta.
- ¿por que quieres saber? nunca te interesaron mis historias
- bueno, pero ahora si me interesan
- por que no tienes nada que hacer
- si pensas así me voy

Falsamente ofendido me reincorpore y enfile hacia mi cuarto
- esta bien, esta bien, te lo voy contar pero no te duermas

Mi abuelo de ahora en adelante Aldon Jonhson me contó esta historia totalmente improbable. Simplemente con el propósito de estrenar mi grabador portátil, inmortalize todo el relato. La lluvia, la tormenta y el corte de electricidad duro tres días.

Mis queridos padres al enterarse de la situacion decidieron hospedarse en la casa de la tia Rene.

Sin posibilidad de hacer algo constructivo utilize la ultima vela para pasar la historia de mi abuelo a papel.


Capitulo 1: agosto de 1933 independizaciòn


Cuando cumplí los diecinueve años de edad decidí marcharme de mi casa.
La situación no era buena, mi madre nunca estaba en casa pero si frecuentaba la de otros hombres, mi padre había tomado la poco recomendable costumbre de no hacer nada durante el día y noche…mañana y tarde.
Mientras, menos hable de mi hermano es mejor.
Crecí en una humilde choza en la bahía de Baltimore. El único aprendizaje que obtuve fue la excelente e inigualable puntería que logre volándoles las cabezas a los gansos que bebían en el arroyo.
Cansado de la rutina y de mi hogar cargue lo que tenia mas cerca y sin pensarlo dos veces me subí a un barco que estaba cargando troncos de árboles. Todo el viaje creí que el barco se dirigía a Europa, es mas al costado de la nave se podía leer “L`Europe”, desgraciadamente el barco termino su recorrido en una pequeña localidad portuaria de Hudson, Canadá.
Desorientado y a punto de morir congelado descendí. El estomago me rugía y la piel se me estaba tornando de un blanco preocupante. Fue una mala decisión no haber traído ropa.
Solo tenía un chaleco, un pantalón amarillo bastante maltratado y el turbante que en algún momento me dio suerte con las mujeres. Recorde que en esa época los turbantes estaban a la moda y era símbolo de un status social elevado. … Un familiar sonido me saco de mi trance.
Gire la vista a mi izquierda, y ahí estaba ese hermoso ejemplar de algun tipo de ave que no recuerdo en este instante, pero eso no importa . Como te decía, inconcientemente tome mi arma apunte justo entre medio de sus ojos presione el gatillo y bang!, en menos de tres segundos el pájaro se convirtió en una lluvia de plumas rojas y negras y algunas blancas. Desafortunadamente un agente de policía estaba observando mi capacidad para desplumar un ave.
Media hora después me encontraba detenido en una cárcel, los cargos en mi contra eran portacion de armas de fuego sin permiso y caceria ilegal, agravado por acabar con el ultimo ejemplar de su especie.
El juez, muy terco por cierto, me sentencio a un año de prisión.
Pero mi suerte volvió por unos segundos, otro hombre fue testigo en la escena del crimen y asombrado por mi puntería, habilidad y por mi impulso e
stupido pago la fianza fijada en 400 mil dólares.
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