La gran idea

Convencido pensaba, totalmente seguro que sus palabras estaban en lo cierto.
Fundamentos sólidos, inquebrantables como su austeridad.
Quien iba a discutirle algo siquiera, era imposible. Su idea era cierta. Por lo menos según la carta que descubrí.


Lo he logrado, tenía razón. Mis pares y desconocidos dan por hecho que no estaba equivocado.
Estoy subido a una nube de confianza, de buen sostén, tal vez no es una común y corriente, porque esta nube me sostiene en la altura, donde veo a todos ustedes con sus incertidumbres.

Pero en fin, mis pensamientos lógicos son verídicos.
Ahora podría hacer eso que siempre espere. Justificar mis dichos que darán importancia y mayor goce a este momento.

No podía esperar más, la ansiedad esta enloqueciendo mi ser,
Seguro de mi mismo, como ahora, no debería estar nervioso.
Motivos para sudar, temblar no tienen que pasar por esta mente.
Concentración, mantener la templanza, firmeza es lo mas importante en momentos asi de desconcierto sin sentido. Atesoro un argumento muy convincente que demostrar.

Inexplicablemente un bostezo se escapo de mi interior, quizás el empeño que utilice para permanecer lucido y confiable, con la verdad a cuesta, provoco un poco de cansancio.

Es normal, a la gente con menos presión le sucede, porque a mí no. Lo que no es normal es la manera en que mis piernas tiemblen, cada vez con más potencia.
Se cruzo una duda mientras observo el cuerpo de mi pluma, no es posible, ¿qué sucede?, mi conclusión era genial.

¿Estaré fallando?

Todos están del otro lado de la puerta, esperan por mí. Miles de sabios, genios, personas de carácter fantástico, preciosos cerebros creadores de maravillosos inventos. Seres que van junto al progreso, ellos me aguardan con entusiasmo. Cuantos pueden jactarse de tamaña situación.

Un momento. Si yo tengo la pura exactitud, la explicacion a muchas preguntas, ¿qué hago aquí?
¿Debo compartir este secreto deseado con todos ellos, ese grupo de sujetos pre juiciosos?

En cambio, si me marcho quedare en muy mala posición social. Mis pares y aquellos que celebrarían mis palabras pasarían a odiarme y catalogarme de idiota.
No importa, seré un incomprendido como las grandes mentes de la Humanidad. Pero con la diferencia de que esto sí es realmente importante.

Lo he decidido, cree algo gigante, quizás más grande que el interrogante en sí.
Sera controversial, miles hablaran, discutirán sobre mí, en que estaba pensando. Que me llevo a tal decisión.

Ustedes fueron los causantes, recuérdenlo.




En la tapa del diario matutino, el encabezado del día siguiente dirá:
"El Hombre Con La Respuesta Nos Abandono Dejándonos Otra Pregunta: ¿Cual es su Paradero?
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